lunes, 25 de mayo de 2015

Extinción de la megafauna en Sudamérica



La extinción de la megafauna en América del Sur durante el Pleistoceno supuso una pérdida de 50 géneros, alrededor del 83% de la fauna de la época. Desaparecieron por completo los notoungulados y los litopternos, mamíferos placentarios nativos de Sudamérica, y los proboscídeos, aunque de estos últimos todavía perdura la familia Elephantidae, que representa los actuales elefantes. Además se extinguieron los grandes xenartros, a donde pertenecen los armadillos, perezosos y osos hormigueros actuales.
El artículo principal de esta entrada trata de ajustar la fecha de estas extinciones en Sudamérica, para así poder conocer con mayor precisión las causas que la iniciaron. Desde el Mioceno medio comienza una gran extinción de especies de mamíferos, géneros y en algunos casos de familias enteras. Se vieron afectados especialmente algunos grandes mamíferos, sobre todo ungulados, y mamíferos marsupiales.

Sin embargo, al final de este evento se produjo una extinción durante el Pleistoceno mucho más intensa y se perdieron muchas más especies de megamamíferos (más de 1.000 kg) y de grandes mamíferos (más de 44 kg).

















La dramática extinción del Pleistoceno en esta región se atribuye a varias causas aún inciertas como la bajada de las temperaturas medias, cambios en las distribuciones de mamíferos, epidemias o a las actividades humanas (Cione et al., 2003).

Lo que si sabemos es que la única diferencia con respecto a la extinción anterior más débil fue la llegada de los seres humanos al continente, alrededor de hace 11.000 años en las Pampas del este (Steele y Politis, 2009)(Prates et al., 2013)

Los argumentos a favor de que los humanos desencadenaron en la extinción de la megafauna se han basado en la presunción de que la llegada del hombre a la Pampa fue simultánea con su desaparición. Además la hipótesis de que el enfriamiento del clima produjo esta segunda gran extinción parece que no puede ser correcta, ya que en el Mioceno hubo bajadas de las temperaturas más bruscas, y no se produjo una extinción tan acusada como en el Pleistoceno.

El Pleistoceno tardío en las pampas se caracteriza en primer lugar por un enfriamiento rápido alrededor de 14.000 años BP seguido de un rápido calentamiento al inicio del Holoceno. Los análisis de la diversidad en la Pampa argentina (Prado et al., 2001) muestra un pico máximo alrededor de hace 14.000 años, después de lo cual la diversidad de mamíferos desciende. Este análisis también sugiere que la extinción para grandes mamiferos y megamamíferos fue un proceso que se inició antes de la llegada de los humanos hace 11.000 años y que continuó durante el período de convivencia con los humanos.

En 2010 se propuso una hipótesis que defendía que la extinción se inició cuando los humanos llegaron por primera vez, pero se aceleró dramáticamente con la adición de las presiones climáticas. (Koch y Barnosky, 2006) (Brook et al., 2008). Sin embargo, la escasez de datos empíricos nos impide identificar las causas de estas extinciones.

En este contexto, el registro paleontológico y arqueológico de la Pampa argentina ofrece la oportunidad de estudiar esta extinción. Durante el Plioceno, antes del Gran Intercambio Biótico Americano entre América del Sur y Norteamérica, los grandes mamíferos de América del Sur fueron notoungulados principalmente endémicos, litopternos y xenartros. Durante el intercambio, sin embargo, llegaron muchos otros grandes mamíferos, felinos, úrsidos, tayasuidos, equinos, camélidos y cérvidos y algunos mega mamíferos como gonfotéridos y otros úrsidos mayores.




En el caso particular de las Pampas, la composición de la fauna de mamíferos durante la mayor parte de principios y mediados del Pleistoceno se caracteriza por una gran cantidad de megamamiferos y una alta tasa de aparición de nuevas especies (Pascual et al., 1996) que además era muy diversa ya que era un lugar intermedio entre un ecosistema más cálido en la zona de Brasil y otro más frío y seco en la zona sur de Sudamérica.

El momento de la extinción del Pleistoceno tardío en la Pampa está mal establecido según este artículo. La mayoría de los taxones solamente están fechados bioestratigráficamente como asociados de la formación Lujanense. El problema es que muchas dataciones de carbono 14 no cumplen los criterios necesarios (Grayson, 1991), y las evidencias encontradas de supervivientes de la megafauna en el Holoceno son cuestionables.

Por otro lado las antigüedades de los restos de algunas poblaciones de gonfoterios en Brasil y Argentina permite inferir que algunos elementos de la megafauna disminuyeron antes de la llegada de los humanos. Por ejemplo, el caso de la extinción del gonfoterio en zonas de Brasil hace aproximadamente 55.000 años.

Otras fechas que se han datado de restos de Stegomastodon platensis de las Pampas de Argentina y Uruguay van desde hace 22.200 años hasta hace 17.600 años en los restos más recientes (Alberdi et al., 2008). Si fijamos entonces su extinción hace alrededor de 22.000 años, podemos decir que los humanos no tuvieron ninguna influencia sobre esta, ya que no llegaron a esta zona hasta miles de años después (Prado et al., 2012).

Además se demuestra que las especies que son capaces a adaptarse a ambientes diferentes, son las que menos sufren la extinción. El cambio climático provoca también un cambio de ambientes abiertos o cerrados (bosques y praderas) y por tanto, esto nos hace pensar que si los animales con menos capacidad de adaptación son los que más sufren la extinción, esta está provocada por un cambio ambiental. Los humanos no tienen más o menos influencia en especies adaptables o no adaptables, y por ello podemos restarle importancia a la presencia humana en la extinción del Pleistoceno.

Se puede observar también según el artículo que, salvo en dos casos, Lestodon y Sclerocalyptus, la mayor parte de la megafauna se extinguió después del cambio climático y en un momento en que las pruebas de presencia humana son significativas. También puede verse que algunos componentes de la megafauna sobrevivieron hasta el Holoceno.

Se puede concluir que la extinción entonces fue consecuencia de un enfriamiento, que desencadenó una extinción, aunque más leve que la del Mioceno ya que la bajada de las temperaturas fue menor. Sin embargo, se añadió el factor de la presencia humana, que agravo la situación, y por tanto la extinción fue mucho mayor que la del Mioceno, aunque algunas de las extinciones se produjeron antes de la llegada de los humanos, y también algunos miles de años después de su llegada, por lo que el evento fue progresivo. La influencia humana parece ser que fue determinante, pero en un continente tan grande, y con una población de humanos reducida, los humanos no podían tener un impacto tan rápido como puede tenerlo un brusco cambio climático.




Referencias:

Alberdi et al., 2008. ''Stegomastodon platensis (Proboscidea, Gomphotheriidae) from Pleistocene levels of Santiago del Estero, Argentina''

Brook et al., 2008. ''Synergies among extinction drivers under global change''

Cione et al., 2003. ''The broken zig-zag: Late Cenozoic large mammal and tortoise extinction in South America''

Grayson, 1991. ''Late Pleistocene mammalian extinctions in North America: Taxonomy, chronology, and explanations''

Koch y Barnosky, 2006  ''Late Quaternary Extinctions: State of the Debate''

Pascual, el al, 1996. ''Land mammals: paradigm for Cenozoic South American geobiotic evolution. Münchner Geowiss.''

Artículo principal.  José L. Prado et al., 2015. ''Megafauna extinction in South America: A new chronology for the Argentine Pampas''

Prado et al., 2012. ''Équidos y Gonfoterios del Pleistoceno Tardío del Sudeste de la Provincia de Buenos Aires''

Prado et al., 2001. ''Climate and changes in mammal diversity during the late Pleistocene-Holocene in the Pampean region (Argentina)''


Steele y Politis, 2009. ''AMS 14C dating of early human occupation of southern South America''


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